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Vehículos eléctricos en el autotransporte: ¿sueño o realidad?

Un nuevo paradigma se comienza a asomar de entre las innovaciones de nuestra época: el redescubrimiento de la electricidad.




Una encuesta reciente reveló que el 90% de los gerentes de flota en Estados Unidos y Canadá consideran el uso de los vehículos eléctricos en sus flotas “inevitable”. La encuesta, realizada por Samsara, una compañía enfocada en mejorar la gestión de flotas de forma internacional, apunta a un par de preguntas importantes: ¿Son los vehículos eléctricos verdaderamente el futuro del autotransporte? Y, ¿qué tan posible es pensar en la adopción de los mismos en un contexto latinoamericano?


Factores externos y factores internos


Al considerar el cambio de vehículos de gasolina a vehículos externos, un gerente de flota usualmente se verá ante dos tipos de factores que motivan el cambio. Por un lado, las regulaciones sobre emisiones de carbono, que pueden variar de país en país, servirán como motivación externa. En México se busca reducir las emisiones de carbono en un 22% para 2030, lo que implica un cambio en las regulaciones ante las cuales están sujetas las empresas que nos acercarán a esta meta. Una flota compuesta por una cuarta parte de vehículos eléctricos habrá logrado reducir sus emisiones de carbono en un 25%, por lo que podemos considerar el cambio hacia este tipo de vehículos como algo que se volverá casi una necesidad en tanto que planteará una solución para la disminución de emisiones a corto y largo plazo.

Por otro lado, existen también factores internos que podrían motivar a una flota a hacer el cambio. Como lo nota FleetComplete en su blog, un vehículo eléctrico significa un ahorro mayor en términos de combustibles y de mantenimiento. El motor de un vehículo eléctrico es obviamente distinto al de un vehículo normal, pero, ¿sabemos qué tan distintos? Un motor de inducción, el tipo de motor por excelencia en vehículos eléctricos, no requiere del mantenimiento usual, pues no hay que preocuparnos por cambios de aceite y filtros de aceite, inyectores de combustible, mofle, o el convertidor catalítico, entre otros componentes. Además, en términos energéticos, un vehículo eléctrico nos dará el mismo poder que un vehículo convencional pero con un costo de energía reducido. Todo esto apunta al gran ahorro que este tipo de vehículos pueden significar y que sería el factor principal para considerar el cambio a los vehículos eléctricos. Si bien pueden representar una inversión importante en un principio, a la larga notaremos que su capacidad de ahorro es mucho mayor que la de otros vehículos.


Por otro lado, la gestión de las flotas se mantendrá relativamente igual: no estamos todavía ante la realidad de los vehículos autónomos (aunque, según algunos expertos, el cambio a los vehículos eléctricos sería un paso definitivo en esa dirección), por lo que los gerentes de flota tendrán que coordinar con sus conductores de forma cercana. Lo que sí cambia, sin embargo, son las métricas a analizar para poder mejorar el desempeño de las flotas; si antes teníamos que poner el ojo en el consumo de combustible, ahora tendremos que concentrarnos en los tiempos de carga de las baterías y el horario de estas cargas, por poner un ejemplo. Sería un ajuste menor para un cambio tan contundente dentro de la industria.


¿Cómo encajan estos vehículos en nuestro contexto?


La tendencia más marcada del autotransporte en México es la adopción y fusión de los lineamientos presentes en Estados Unidos y en la Unión Europea: a través del análisis del funcionamiento del autotransporte en el extranjero, México ha determinado sus propias normas y regulaciones. Puede ser que el mercado mexicano no se encuentre cabeza con cabeza con el mercado extranjero, pero esto nos permite analizar las tendencias en el extranjero para predecir cambios importantes. Tomando a estas dos fuerzas extranjeras como referente, es fácil ver que la tendencia a futuro se concentra en los vehículos eléctricos. Si bien el cambio en México no se dará al mismo tiempo que en el extranjero (la Unión Europea planea, por ejemplo, planea reducir las emisiones de carbono en un 55% para 2030, más del doble que la meta mexicana), los cambios fuera del país nos dan un claro indicador de cómo cambiará la industria a nivel nacional en los años que vienen.

Por el momento, los vehículos eléctricos pueden parecer solo un sueño, y puede que pasen muchos años para que eso cambie. Sin embargo, considerando los beneficios que estos implican, el número creciente de modelos disponibles, las modificaciones normativas a futuro y el funcionamiento de la industria en el extranjero, podemos concluir que la realidad de los vehículos eléctricos es una a la que nos tendremos que enfrentar eventualmente: lo que por ahora parece simplemente un sueño, tiene todas las de volverse una realidad en el futuro cercano.


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